El momento de hacer la compra define gran parte de lo que vamos a comer los próximos días, así que es algo que ha de planificarse y decidirse con antelación. Como casi todo lo que hacemos en la vida, nuestro estado físico y anímico puede influir en lo que compramos. Si estamos estresados, nuestros músculos estarán más tensos y rígidos; si estamos tristes o enfadados, sobre todo de forma prolongada, somos menos propensos a mantener hábitos saludables.
La sensación de hambre es una de las más intensas a nivel fisiológico, por eso, ir a comprar con hambre es una de las peores ideas que podemos tener, como veremos a continuación, porque además no afectará solo a nuestra dieta.
¿Cómo nos afecta la sensación de hambre?
El hambre, o la sensación de hambre, no está ligada solo a cuando nuestro organismo necesita alimento. Es posible sentir hambre ante emociones como los nervios o la ansiedad, sin que ello implique que necesitemos comer en ese momento. Por eso, es importante diferenciar entre el hambre física y el hambre emocional.
El hambre aparece de forma normal cuando nuestro cuerpo necesita alimento al estar agotando las reservas de energía, a diferencia del hambre emocional que aparece
El hipotálamo, la parte de nuestro cerebro encargada de controlar funciones tan importantes como la temperatura corporal, la sed, o los ciclos de sueño, también es responsable de controlar el hambre y la saciedad. Es el hipotálamo el que recibe las diferentes señales químicas y nerviosas que le permiten regular estos procesos.
Cuando, por el motivo que sea, el hipotálamo recibe señales de que necesitamos comer, aparece la sensación de hambre. Esta sensación puede producir diversas reacciones en nuestro cuerpo que van más allá de las fisiológicas, como pueden ser una mayor impulsividad o incluso ira y enfado.
Comprar con hambre
Independientemente del tipo de hambre que estemos experimentando, ir a comprar con hambre siempre es una mala idea. Existe un concepto llamado palatabilidad, que ha ido evolucionando con el paso del tiempo, y que en su origen hacía referencia a «las características o condiciones de la dieta que estimulan la respuesta selectiva del animal». En esta definición, solo se tenía en cuenta el alimento, y no la experiencia previa o el estado metabólico del animal.
Con el paso del tiempo, esta definición se ha ido ampliando para dar cabida a muchos otros factores que influyen en este proceso, hasta dividirlo en dos: palatabilidad intrínseca (de los alimentos), y palatabilidad aprendida (experiencias previas y estado metabólico del animal). Por lo tanto, no solo se tendría en cuenta al alimento, sino al propio consumidor.
En el proceso de alimentación entrarían también factores organolépticos como el olor, la imagen, o el tacto, que harían aumentar o reducir la palatabilidad de un alimento. En un supermercado, o en una tienda de alimentos, los mismos productos están dispuestos, envasados y producidos de forma que estimulen nuestros sentidos: la disposición de los alimentos frescos, la fruta húmeda para que dé sensación de frescor, los alimentos más saludables alejados de los menos saludables, la panadería cerca de la entrada para que nuestro olfato funcione rápido…
Toda esta estimulación favorece que compremos más y menos saludable, ya que muchos productos ultraprocesados son considerados también ultrapalatibles. Esto es que nos resultan mucho más atractivos en comparación con otros.
Tendríamos por un lado la sensación de hambre, que nos hace ser más impulsivos en nuestras compras hasta el punto de serlo incluso con productos no alimentarios, y por otro, un entorno repleto de productos diseñados para que nos resulten apetecibles sin necesidad de ingerirlos. El resultado puede ser una compra más cara y menos sana.
Como siempre recordamos, la alimentación es un pilar fundamental para las personas con diabetes. Si has de hacer algún cambio en la dieta, o tienes alguna duda que necesites resolver sobre ella, acude siempre a un profesional médico antes de tomar cualquier decisión que dificulte el control de tu diabetes.
Referencias:
- PNAS. Hunger promotes acquisition of nonfood objects. Consultado el 22 de junio de 2021.
- TopDoctors. Hipotálamo. Consultado el 22 de junio de 2021.
- Elsevier. Los centros nerviosos que regulan tu hambre y alimentación. Consultado el 22 de junio de 2021.
- Scientific American. ¿Por qué el hambre aumenta la conducta impulsiva?. Consultado el 22 de junio de 2021.
- Psiquiatría.com. Qué es el hambre emocional y como gestionarlo. Consultado el 22 de junio de 2021.