Cómo afectan los climas extremos a la gestión de la diabetes

Climas extremos

El clima juega un papel fundamental en nuestras vidas, influyendo en aspectos que van desde el entorno en el que vivimos hasta las actividades diarias que realizamos. Sin embargo, su impacto va más allá de lo evidente, afectando también a nuestra salud y bienestar.

Entre los diversos aspectos de nuestra salud en los que el clima puede influir, el manejo de condiciones crónicas como la diabetes destaca por su complejidad y la necesidad de una atención constante. La diabetes, una condición que afecta a millones de personas en todo el mundo, requiere un control habitual de los niveles de glucosa en sangre, la dieta, el ejercicio y el tratamiento. Lo que muchos no consideran es cómo el clima extremo puede alterar este delicado equilibrio y presentar desafíos adicionales para quienes viven con esta condición.

En este artículo repasaremos cómo pueden afectar los climas extremos, tanto el exceso de calor como el exceso de frío, al control de la diabetes, y qué podemos hacer para prevenir situaciones que impacten negativamente en su control.

¿Qué es el clima extremo y cómo afecta a la diabetes?

Cuando hablamos de clima extremo, hacemos referencia a temperaturas o situaciones que puedan suponer un riesgo o un peligro para nuestra salud o para nuestras posesiones o infraestructuras. Por ejemplo, la lluvia, un fenómeno natural habitual y tremendamente necesario que, por desgracia, escasea en ciertas zonas del planeta, puede convertirse en un fenómeno extremo si se presenta de forma excesiva causando riadas e inundaciones capaces de destruir cultivos o infraestructuras.

Lo mismo ocurre con otras situaciones tan comunes como la temperatura, especialmente en aquellas estaciones como el verano o el invierno en que pueden ser más altas o más bajas de lo ya habitual, obligándonos a tomar ciertas precauciones extra, como veremos a continuación, sobre todo en términos de salud.

Clima extremadamente cálido

Las temperaturas excesivamente calurosas suponen un riesgo para nuestra salud, y también aumentan el riesgo de desastres naturales como los incendios o las sequías. En lo referente a la diabetes, un clima extremadamente cálido también puede suponer un riesgo para su control, como veremos a continuación.

  1. Descompensación de la glucosa en sangre: El calor extremo puede afectar la capacidad del cuerpo para manejar la glucosa en sangre, lo que puede llevar a niveles más altos o más bajos de lo normal. Esto puede deberse a la deshidratación y a los cambios en la forma en que el cuerpo usa la insulina.
  2. Descomposición de medicamentos e insulina: Las altas temperaturas pueden dañar la insulina y otros medicamentos para la diabetes, disminuyendo su eficacia. La insulina, por ejemplo, debe almacenarse a una temperatura adecuada y puede volverse menos efectiva si se expone a calor extremo. Puedes leer más sobre cómo la insulina, y cómo conservarla adecuadamente, en nuestra guía práctica sobre la insulina.
  3. Riesgo de deshidratación: El calor aumenta el riesgo de deshidratación, lo cual es particularmente peligroso para las personas con diabetes, ya que puede llevar a un aumento de los niveles de glucosa en sangre y a complicaciones como la cetoacidosis diabética en personas con diabetes tipo 1. Hemos hablado anteriormente sobre los riesgos de los golpes de calor en Soluciones para la Diabetes.
  4. Alteraciones en la dieta y el ejercicio: El calor extremo puede afectar el apetito y limitar la capacidad de una persona para realizar actividades físicas, lo que puede dificultar el manejo de la diabetes.

Clima extremadamente frío

Las temperaturas bajas también pueden suponer un riesgo o un contratiempo a la hora de gestionar nuestra diabetes.

  1. Cambios en los niveles de glucosa en sangre: El frío puede aumentar los niveles de glucosa en sangre al cambiar la forma en que el cuerpo usa la glucosa. Además, las personas tienden a ser menos activas físicamente durante el invierno en cuanto a hacer ejercicio en el exterior, lo que puede contribuir a un aumento de los niveles de glucosa. El frío también puede dificultar hacernos controles de glucosa, especialmente si hemos de hacer un pinchazo para el medidor.
  2. Dificultades en la administración de insulina: Las bajas temperaturas pueden afectar la circulación sanguínea, lo que a su vez puede dificultar la absorción de insulina y otros medicamentos. El frío excesivo también puede dañar la insulina, así que asegúrate de mantenerla a una temperatura normal.
  3. Riesgo de hipoglucemia: Para algunas personas, el frío extremo puede aumentar el riesgo de hipoglucemia, especialmente si no se consume suficiente alimento o si la administración de insulina no se ajusta adecuadamente a la menor actividad física.
  4. Revisa tu piel y tus pies con más frecuencia: Algunas complicaciones derivadas de la diabetes, pueden verse afectadas por los climas muy fríos. La neuropatía periférica, una complicación de la diabetes que afecta principalmente a los nervios de las extremidades, puede hacer que pasemos por alto pequeñas heridas o dolencias que se vayan agravando con el tiempo. El frío puede aumentar la sensación de entumecimiento, haciendo que sea más difícil darse cuenta del daño causado.

 

La diabetes puede verse afectada por diversos factores externos, como hemos visto. Conocerlos, y saber cómo actuar frente a ellos, puede ayudarnos a mejorar su control. Por supuesto, es imprescindible consultar con un profesional médico cualquier duda que podamos tener al respecto, o cualquier cambio que queramos hacer o cualquier variación fuera de lo normal que veamos.

Referencias:

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La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.