
Cada 23 de abril, Catalunya se tiñe de libros y rosas. Es el Día de Sant Jordi, patrón de Catalunya, una jornada en la que las calles se llenan de paradas, lecturas, dedicatorias… y amor. Coincide, además, con el Día Internacional del Libro, una fecha que conmemora la muerte de dos grandes escritores: Cervantes y Shakespeare. ¿Pero sabías que la tradición de regalar una rosa y un libro tiene raíces más profundas de lo que parece?
En este artículo te contamos la historia de Sant Jordi, su vínculo con los libros y las rosas, y te proponemos un recorrido literario poco habitual: libros donde la diabetes aparece como parte de la trama, personajes literarios que viven con ella o autores que escriben desde la experiencia personal. Porque la literatura también puede ser un espacio para visibilizar y reflexionar sobre la diabetes desde otra perspectiva.
La leyenda de Sant Jordi: del dragón a la rosa
La leyenda cuenta que un temible dragón aterrorizaba a un reino. Cada día, se sacrificaba una persona para calmar a la bestia, hasta que le tocó el turno a la princesa. Fue entonces cuando apareció Sant Jordi, un caballero que luchó con valentía, venció al dragón y de su sangre brotó una rosa roja, símbolo del amor y la vida.
Este relato fue evolucionando con los siglos, y en 1926, se instauró oficialmente el Día del Libro en España, fijándose el 23 de abril en honor a los fallecimientos de Cervantes y Shakespeare. En Catalunya, la tradición acabó fusionando ambos símbolos: el amor (la rosa) y la cultura (el libro). Hoy en día, se celebra regalando una rosa y un libro a las personas queridas.
Pero… ¿y si reimaginamos esta historia? ¿qué pasaría si?:
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Sustituimos al dragón por una enfermedad crónica, como la diabetes?
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Combinamos la lucha del caballero con el esfuerzo cotidiano de tantas personas con diabetes que aprenden a convivir con ella?
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Adaptamos la historia a una heroína actual, que en lugar de espada, empuña su sensor de glucosa o su bolígrafo de insulina?
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Modificamos el final: no se trata de vencer, sino de integrar, entender, aceptar y seguir adelante.
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Potenciamos la metáfora: la rosa, como símbolo de vida que florece pese a la adversidad.
Libros donde la diabetes no es la protagonista, pero sí está presente
Aunque no siempre ocupa el centro del argumento, la diabetes ha ido apareciendo en la literatura en personajes que luchan, sienten y viven con ella. Aquí algunos ejemplos:
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“El curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon: Ejemplo de cómo un protagonista con una condición crónica puede llevarnos a ver el mundo desde otra perspectiva. ¿Y si la literatura diera más protagonismo a personajes con diabetes?
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“Azúcar quemado» de Avni Doshi. Aquí tampoco la diabetes no es el centro de la historia, pero sí aparece como parte del deterioro físico de una de las protagonistas, y se vincula con la pérdida de memoria y el paso del tiempo. Una novela sobre la relación madre-hija, que toca temas como la dependencia, la enfermedad y el cuidado desde una prosa afilada y moderna.
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«Un mundo feliz» Aldous Huxley. Tiene referencias a enfermedades crónicas en un mundo que pretende eliminar todo sufrimiento físico y emocional mediante la tecnología. Este clásico de la ciencia ficción permite reflexionar sobre la relación entre enfermedad, control y autonomía personal, temas muy actuales en la gestión de la diabetes.
«Había una vez una diabetes» de Eugenia Araiza y Mariana Gómez
Este cuento está dirigido a quienes han sido diagnosticados con diabetes tipo 1. Las autoras, ambas educadoras en diabetes y diagnosticadas en su juventud, comparten una narrativa que busca transformar la percepción de la enfermedad, alejándola del miedo y acercándola a la comprensión y la aceptación. Es una herramienta valiosa para niños y adultos que enfrentan esta condición.
Inspirado en su propia experiencia con la diabetes tipo 1, Carolina Zárate crea este libro ilustrado protagonizado por Nute, una gatita que explica de manera sencilla y amigable cómo es vivir con esta condición. Es ideal para ayudar a los más pequeños a entender y normalizar la diabetes en su entorno.
Autores que escriben desde la experiencia
Hay escritoras y escritores que no solo crean mundos, sino que también conviven con la diabetes. A veces lo cuentan explícitamente, otras lo filtran en sus personajes, pero siempre está ahí:
Anne Rice, autora de Entrevista con el vampiro, vivió con diabetes tipo 1 y en algunas entrevistas habló de cómo su condición influyó en su forma de ver la vida y la muerte, temas centrales en su obra.
James Beard, más conocido por su trabajo culinario, también fue autor y vivió con diabetes. Su relación con la comida se transformó con el diagnóstico, lo que se refleja en su evolución como escritor y pensador gastronómico.(The Complete Diabetes Cookbook: The Healthy Way to Eat the Foods You Love)
Ángel González, poeta de la Generación del 50, convivió durante años con diabetes. Aunque su poesía no gira en torno a la enfermedad, muchos de sus poemas están marcados por una conciencia clara del paso del tiempo, la fragilidad del cuerpo y la fugacidad de la vida. En su estilo sobrio y emocional, puede leerse entre líneas esa experiencia vital. Obras como Áspero mundo o Poemas o menos reflejan esta sensibilidad.
«Nada es lo que parece. Solo la muerte es verdad.»
(Ángel González, Poemas póstumos)
EN POCAS PALABRAS
Quizás este 23 de abril, cuando vayas a escoger un libro para regalar, puedas pensar en uno que dé voz a quienes conviven con la diabetes, aunque no sea un manual, ni un recetario. Uno que hable de emociones, decisiones, obstáculos y logros. Uno que, como Sant Jordi, se atreva a mirar al dragón a los ojos