Situación real: Te levantas cansado, con dolor de cabeza y más hambre de lo normal. Te haces la medición… ¡y sorpresa! Los niveles están más altos de lo que esperabas. ¿La cena de anoche? ¿Un olvido con la medicación? ¿O será ese insomnio que arrasó con tus horas de sueño?
Bienvenido/a a uno de los grandes olvidados en el cuidado de la diabetes: el descanso nocturno.
Extra tip: Usa tu glucosa para medir tu descanso (y no al revés)
Haz la prueba durante 3 noches:
- Registra cuántas horas duermes (y si te despertaste).
- Anota tu glucosa al despertar.
- Observa los patrones
Spoiler: dormir mal sube tus niveles incluso si comiste lo mismo que ayer.
Bonus: mini ritual para dormir mejor esta semana
20:30 — Cena ligera y sin pantallas en la mesa.
21:15 — Algo de movimiento suave (caminar, estiramientos).
22:00 — Luz tenue, música tranquila o lectura.
22:30 — Móvil en modo avión.
23:00 — Respiraciones profundas… y a soñar.
En pocas palabras
Dormir no es solo descansar. Es tu cuerpo reajustando hormonas, gestionando energía y equilibrando tu azúcar.
Y tú no eres una máquina. Eres una persona que vive con diabetes… y con derecho a dormir (¡y vivir!) bien.