La diabetes es una enfermedad crónica con una alta prevalencia en todo el mundo. De acuerdo a los últimos datos de la International Diabetes Federation, más de 540 millones de personas viven con diabetes, y se prevé que la cifre aumente con el paso del tiempo.
Esta alta prevalencia, unida a otros problemas como la falta de recursos, el infradiagnóstico, o un diagnóstico tardío, puede causar que las personas con diabetes padezcan complicaciones asociadas, y que con frecuencia están causadas por un mal control de la enfermedad.
Qué es el dolor crónico y qué relación tiene con la diabetes
El dolor crónico se define como aquel dolor que persiste o que es recurrente durante más de tres meses. Puede variar en intensidad y en la parte del cuerpo en la que se experimenta, y generalmente acarrea un empeoramiento notable en la calidad de vida de quien lo padece.
El dolor crónico es una complicación frecuente en personas con diabetes. Esta relación viene dada, sobre todo, por el impacto que la diabetes puede tener sobre el sistema nervioso de algunos órganos y partes de nuestro cuerpo.
Anteriormente, hemos hablado de la neuropatía diabética, o de otras complicaciones tanto agudas como crónicas de la diabetes.
Estos son algunos casos en los que la diabetes y el dolor crónico pueden llegar a tener relación:
Neuropatía diabética: Daño a los nervios que puede causar dolor, entumecimiento, hormigueo y debilidad en las manos, pies y otras partes del cuerpo. Existen diferentes tipos de neuropatía: periférica, autonómica, focal y proximal.
Enfermedad arterial periférica (EAP): Estrechamiento de las arterias que reduce el flujo sanguíneo a las piernas y los pies. Esto puede causar dolor, calambres y fatiga en las piernas al caminar o hacer ejercicio.
Retinopatía diabética: Daño a los vasos sanguíneos de la retina que puede causar visión borrosa, puntos ciegos y, en casos graves, ceguera. La retinopatía diabética puede causar dolor de cabeza y sensibilidad a la luz.
Lee nuestra guía práctica sobre la retinopatía diabética
Nefropatía diabética: Daño a los riñones que puede causar hinchazón de las piernas, tobillos y pies, así como fatiga y dificultad para respirar. La nefropatía diabética puede causar dolor de espalda y dolor en los costados.
La edad avanzada, el sobrepeso, el consumo de tabaco, la hipertensión o niveles elevados de colesterol, son factores de riesgo que deben tenerse en cuenta.
Gestión del dolor crónico en la diabetes
La gestión del dolor crónico en personas con diabetes puede ser compleja debido a las consideraciones adicionales necesarias para controlar adecuadamente los niveles de glucosa en sangre y minimizar el riesgo de complicaciones relacionadas con la diabetes.
Estas son algunas recomendaciones generales que pueden ayudar en la gestión del dolor crónico en la diabetes:
Control de la glucosa en sangre: Mantener niveles de glucosa en sangre dentro del rango objetivo es fundamental para prevenir y controlar complicaciones relacionadas con la diabetes que podrían exacerbar el dolor crónico. Esto puede lograrse a través de la dieta, el ejercicio regular, la medicación y, en los casos en los que nuestro médico haya pautado, la insulina.
Manejo del estilo de vida: Un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, actividad física regular, control del peso y evitar el consumo de tabaco y el alcohol puede ayudar a reducir la inflamación, mejorar la circulación y disminuir la intensidad del dolor crónico en personas con diabetes.
Medicamentos específicos para el dolor: Se pueden usar medicamentos para aliviar el dolor crónico en personas con diabetes, pero es importante elegir aquellos que no afecten negativamente el control glucémico. Los analgésicos como el paracetamol (acetaminofén) y los antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden ser opciones seguras en algunos casos, pero deben usarse con precaución y bajo supervisión médica.
Tratamientos médicos específicos: Para la neuropatía diabética y otros tipos de dolor crónico relacionados con la diabetes, pueden recomendarse tratamientos médicos específicos como antidepresivos tricíclicos, anticonvulsivos o parches de lidocaína para aliviar los síntomas. Una vez más, este tipo de tratamientos debe realizarse siempre bajo supervisión médica.
Terapias complementarias: Terapias complementarias como la fisioterapia, la acupuntura, la quiropráctica y la terapia ocupacional, pueden ser útiles para aliviar el dolor crónico en personas con diabetes. Estas terapias pueden ayudar a mejorar la función física, reducir la discapacidad y aumentar la calidad de vida.
Apoyo psicológico y social: El dolor crónico puede tener un impacto significativo en la salud mental y el bienestar emocional de las personas con diabetes. Por lo tanto, es importante buscar apoyo psicológico y social, si fuera necesario, que puede incluir terapia cognitivo-conductual, grupos de apoyo y educación sobre el manejo del estrés y la relajación.
Seguimiento regular: Es crucial que las personas con diabetes que experimentan dolor crónico reciban un seguimiento regular con su equipo de atención médica para evaluar la eficacia del tratamiento, realizar ajustes según sea necesario y abordar cualquier preocupación o nueva sintomatología.
La relación entre el dolor crónico y la diabetes es más común de lo que puede parecer. Si tu dolor es persistente, o recurrente, durante un tiempo prolongado, es importante que consultes con tu profesional médico de confianza para evaluar la situación de forma personalizada.
Referencias:
- American Pain Consortium. The Link Between Diabetes and Chronic Pain. Consultado el 03 de abril de 2024.
- Pain Research and Management. Association between Chronic Pain and Diabetes/Prediabetes: A Population-Based Cross-Sectional Survey in Saudi Arabia. Consultado el 03 de abril de 2024.