La fibra alimentaria es un gran aliado para combatir la diabetes, las ventajas que conlleva su consumo en la dieta son numerosos. Estas son especialmente beneficiosas en el caso de la persona con diabetes.
La fibra nos provoca saciedad, muy importante para controlar y mantener el peso adecuado, ya que hace que el tiempo que el organismo requiere para digerir y absorber los alimentos aumente, y por lo tanto, reduce los picos de glucosa en sangre. Además, provoca que aumente la sensibilidad de las células a la insulina disminuyendo así los requerimientos de esta, y por si fuera poco, reduce los niveles de colesterol y triglicéridos (moléculas de grasa) en sangre, ya que estas se adhieren a la fibra y así se facilita su expulsión. Si bien hay que mencionar posibles molestias gastrointestinales como consecuencia de una dieta rica en fibra, las ventajas sobrepasan con creces a las desventajas.
Es recomendable en cualquier dieta equilibrada, y en especial en la de una persona con diabetes, una cantidad de fibra de unos 35-40 gramos, cantidad perfectamente asequible si incluimos en nuestra alimentación cereales integrales (pan, arroz, harinas), fruta con piel, verduras y legumbres. También cabe destacar que al aumentar el consumo de fibra alimentaria, debemos aumentar también el consumo de agua, ya que esta nos ayudará a su expulsión y mejorará sus cualidades.