La alimentación es uno de los pilares fundamentales para el tratamiento de la diabetes, junto con la medicación y el ejercicio físico. Sin embargo, es uno de los temas sobre los que más mitos y creencias existen y muchos de ellos son falsos e infundados. De todos los grupos alimentarios que hay la fruta es uno de los más importantes y, a pesar de esto, sigue habiendo muchas dudas sobre si las personas con diabetes pueden consumirla y cómo deben hacerlo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que una alimentación variada es clave para la salud, sin importar nuestra condición. Ahora bien, si tenemos diabetes hay que poner especial atención en aquello que comemos, como ya sabemos, y las frutas poseen carbohidratos que se han de tener presentes a la hora de contar en nuestro plan de comidas.
En este artículo hablaremos sobre la fruta, las diferentes formas de consumirla y los tipos que hay, esperando despejar algunas dudas sobre si son buenas para las personas con diabetes o no.
La fruta
Como decíamos, la fruta es uno de los grupos alimentarios más importantes que existen. Son ricas en vitaminas y fibra, bajas en calorías y ofrecen un sinfín de propiedades muy beneficiosas para la salud. Entre ellas encontramos reducir la presión arterial y los niveles de colesterol, disminuyen el riesgo de padecer cáncer y enfermedades cardiovasculares, y también nos ayuda a prevenir la diabetes.
En este artículo de la Fundación para la Diabetes las clasifican en función de su estado y de su naturaleza.
Por su naturaleza:
- Carnosas: Aquellas que su parte comestible tiene al menos un 50% de agua. Tendríamos las mandarinas, limones, manzanas o melones.
- Secas: A diferencia de las carnosas, su porcentaje de agua está por debajo del 50% como las avellanas, cocos, pistachos…
- Oleaginosas: De este tipo de frutas obtenemos grasas, como las aceitunas, aguacates, girasoles…
Por su estado:
- Frescas: Aptas para el consumo inmediato
- Desecadas: Mediante la acción natural del aire y del sol se reduce su proporción de agua. Ejemplos de frutas desecadas son los higos o los dátiles.
- Deshidratadas: A partir de frutas carnosas frescas, y mediante procesos artificiales, se reduce la proporción de agua.
En función de estos factores, y por supuesto del tipo de fruta que comamos, el valor nutricional variará bastante. Aún así, su composición principal es:
- Agua: La parte comestible oscila entre un 75% y un 90% dependiendo del tipo de fruta.
- Hidratos de carbono: Entre el 0,5% y el 20%, también dependiendo del tipo de fruta. Los principales serían la glucosa y la fructosa. Ambos son monosacáridos, azúcares que se absorben rápidamente y que aportan energía, sobre todo el primero. La principal diferencia es que la glucosa sí necesita insulina para su absorción y la fructosa no.
- Otros nutrientes como proteínas, minerales, vitaminas y fibra. En mucha menos medida, pero igualmente presentes e importantes.
Fruta y diabetes
Entonces, y una vez vista la composición y algunas características de la fruta ¿es buena para las personas con diabetes? Sí, por supuesto. Este artículo del nutricionista Julio Basulto, deja claro que la fruta puede (y en algunos casos debe) formar parte de la dieta de las personas con diabetes.
Como decíamos al principio del artículo, la alimentación es clave en el control y prevención de la diabetes, y eso implica comer de forma saludable y variada. Por esto motivo, los alimentos de origen vegetal que no estén procesados siempre formarán parte de lo que entendemos por una dieta saludable.
Este hecho lo refuerzan varios estudios, como este publicado en mazo de 2013 en la revista Nutrition Journal, que asegura que una ingesta elevada de fruta no tiene un impacto negativo sobre el control de la glucemia. También entidades e instituciones como el propio Gobierno de España, a través del Ministerio de Sanidad y mediante una Guía práctica sobre Diabetes Tipo 1, rechazan de plano las teorías y bulos que afirman que debe evitarse la fructosa de la fruta en caso de tener diabetes.
De hecho, y continuando con el artículo de Julio Basulto y a través de otro estudio, hay pruebas que afirman que las personas con diabetes no toman suficiente fruta. De todos estos datos solo podemos extraer una conclusión posible: la fruta y la diabetes no son incompatibles, sino todo lo contrario. Por supuesto, y en última instancia, será nuestro médico especialista quien nos diga cual es la mejor forma de introducir la fruta en nuestra dieta.
Zumos de frutas
A la hora de consumir zumos de fruta también aparecen dudas y temores sobre el posible impacto que pueda tener sobre el control de la glucosa. Esto seguramente venga provocado por el desconocimiento y la cantidad de productos que existen en el mercado con esta denominación.
Lo primero es diferenciar entre un zumo natural y aquellos procesados y derivados de la fruta que encontramos en grandes superficies de alimentación y supermercados. Hay evidencias científicas que aseguran que el zumo de fruta exprimida no tiene un índice glucémico elevado y que, por tanto, no tiene apenas impacto en el control de la glucosa.
Todo lo contrario ocurre con las bebidas azucaradas y derivadas de la fruta, cuya principal recomendación de organismos expertos en diabetes como la American Diabetes Association es que los evitemos directamente. El principal motivo es que en este tipo de bebidas se añade azúcar durante su producción además del que ya posee la fruta.
Entonces, en caso de tomar zumo de frutas debemos asegurarnos de que sea lo más natural posible, exprimido directamente de la fruta y sin ningún tipo de procesado. Aún así, la fibra y antioxidantes que se encuentran en la pulpa es probable que se pierdan durante el proceso de exprimido, por lo que siempre será mejor tomar la fruta entera y de forma natural.
Fruta deshidratada y frutos secos
Otras dudas que surgen cuando hablamos de fruta y diabetes son en relación a los frutos secos y la fruta deshidratada. De los frutos secos hemos hablado en este artículo y conocemos sus virtudes y características, pero la fruta deshidratada presenta algunas dudas que vamos a intentar resolver.
Ante todo, si vamos a incluir fruta deshidratada en nuestra dieta nos hemos de asegurar que no tenga azúcares añadidos. Este tipo de frutas, como son los dátiles, los higos secos, o las uvas y ciruelas pasas, aumentan su proporción de nutrientes al haber perdido agua. Esto hace que la proporción de azúcar también aumente.
Ahora bien, también contienen un gran número de antioxidantes, vitaminas y fibra. También contienen sorbitol, un componente que aumenta la glucemia lentamente y que normaliza la respuesta de la insulina. Algunos estudios incluso afirman que la fruta deshidratada ayuda a controlar los niveles de glucosa en sangre.
En cualquier caso, si hay que escoger entre fruta fresca o deshidratada, es mejor que comamos fruta fresca.
Como siempre, lo mejor es que consultéis con vuestro médico especialista cualquier cambio que queráis realizar en vuestra dieta para poder ajustarla en función de vuestras necesidades.
Referencias:
- Federación Española de Diabetes. Un lugar para el zumo de frutas. Consultado el 26 de junio de 2024.
- Fundación para la Diabetes. Las frutas. Consultado el 26 de junio de 2024.
- Consumer. Si tengo diabetes, ¿puedo comer fruta?. Consultado el 26 de junio de 2024.
- Ministerio de Sanidad, servicios sociales e igualdad. Guía Práctica Clínica sobre Diabetes Mellitus Tipo 1. Consultado el 26 de junio de 2024.
- Revista Diabetes. Ingesta de zumos de fruta y control glucémico en la diabetes en la Diabetes. Consultado el 26 de junio de 2024.