Las vacaciones suelen ser una época en la que aprovechamos para hacer muchas cosas que quizás no hemos podido hacer durante el resto del año. Desde los que prefieren coger las maletas y viajar, hasta los que aprovechan para descansar y relajarse en su casa o en alguna segunda residencia, nuestras rutinas y hábitos suelen variar: comemos o cenamos fuera y a menudo a deshora, nos levantamos más tarde, no hacemos tanto ejercicio…
Todos estos cambios pueden afectarnos, aunque sean temporales, por lo que lo mejor sería intentar variar nuestro estilo de vida lo menos posible. Sabemos que es algo difícil, pero si nos organizamos podemos reducir el impacto que cambiar nuestros hábitos puede tener sobre nosotros.
Uno de los hábitos que más afectado puede verse por las vacaciones, especialmente si nos vamos de casa un tiempo, es el de la alimentación. Viajar implica comer o cenar fuera de forma habitual, hacerlo rápido y mal o fuera de nuestros horarios habituales, o incluso recurrir a soluciones rápidas (y poco recomendables) si estamos de excursión. Hoy hablaremos sobre cómo podemos mantener nuestra dieta en vacaciones (en la medida de los posible), sin olvidar que de vez en cuando también podemos darnos un capricho, ¡empezamos!
Consejos para mantener la dieta en vacaciones
Mantener nuestros buenos hábitos alimenticios en vacaciones no es solo una cuestión de controlar nuestro peso, que es fácil ver como aumenta al comer de forma diferente a la que estamos acostumbrados, o a consumir más alcohol (LINK ALCOHOL).
Cambiar estos hábitos puede afectar a nuestra salud intestinal (link corachan blog), y que este empeoramiento se manifiesta en forma de diarrea, acidez, sensación de hinchazón en el estómago o estreñimiento. Todo esto puede hacer que nuestra experiencia durante las vacaciones también sea peor, por lo que también nos interesa cuidar nuestra alimentación para disfrutar plenamente.
Intenta comer fruta y verdura
Esta es una recomendación que vale casi para cualquier situación. La fruta y la verdura son imprescindibles en cualquier dieta salvo que tengamos alguna indicación de nuestro médico para restringir su consumo, o alguna intolerancia o alergia a alguna de ellas.
Evita los snacks o comida rápida
Depende de donde estemos o lo que estemos haciendo, es probable que podamos recurrir a picar algo rápido o a consumir fast food. Hacerlo una vez quizás no suponga un problema, pero si podemos evitarlo es mucho mejor. Si hemos de picar algo, algunos frutos secos pueden ser una buena solución, tanto por su valor energético como nutricional. Podemos llevar alguna pieza de fruta también.
No te saltes comidas
Otro de los clásicos de las vacaciones es saltarse las comidas, bien porque no encontramos un sitio que nos convenza y ya nos esperamos a llegar al hotel o al apartamento, o porque nos coge en algún sitio donde no tengamos forma de comprar algo. Saltarnos comidas puede hacer que después comamos en exceso para compensar o porque vamos con más hambre de la habitual. Siempre será mejor comer algo ligero, reponer fuerzas aunque sea de forma rápida, y hacer el número de comidas diarias que nos toquen.
Haz ejercicio aunque estés de vacaciones
Puede que no tengas tiempo para salir a correr, o que no tengas un gimnasio a mano para seguir con tu rutina de ejercicios habitual, pero es importante mantenernos activos incluso en vacaciones. El sedentarismo (link al sedentarismo) es siempre negativo, y aunque queramos relajarnos y descansar, podemos hacer un poco de ejercicio simplemente saliendo a caminar un rato. A veces es tan fácil como eso.
Bebe agua e intenta no abusar del alcohol
Salvo que vayamos a algún lugar en el que las temperaturas no sean muy elevadas (o que incluso sea una estación diferente), es muy probable que durante nuestras vacaciones suframos los efectos del calor. Para evitar golpes de calor es importante mantenernos hidratados en todo momento, y para esto lo mejor que hay es el agua.
Aunque podamos recurrir a otro tipo de bebidas (si no son alcohólicas mejor), el agua siempre debería ser nuestra primera opción. Así matamos dos pájaros de un tiro y evitamos bebidas azucaradas o alcohol, que no son recomendables.
Reduce la ingesta de comida (si no la necesitas)
Comer es un placer, y en vacaciones solemos aprovechar para disfrutar más de la comida, pero el principal objetivo de alimentarnos es proveer a nuestro cuerpo de los nutrientes necesarios para su correcto funcionamiento y tener la energía suficiente para hacer todo lo que hemos de hacer. Si nuestras vacaciones van a ser poco activas, es probable que no necesitemos comer tanto como antes. Comer en exceso hará que ganemos peso si no quemamos las calorías de más que estamos consumiendo.
Mantener nuestra dieta en vacaciones es posible, y solo es necesario adaptarnos un poco a nuestros nuevos horarios o al lugar donde vayamos. Nuestro cuerpo y nuestra salud nos lo agradecerán y también hará que nuestra vuelta a la rutina sea mucho menos traumática al no haber perdido.
¡Disfrutar de nuestro tiempo libre no está reñido con cuidarnos!